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Proyecto educativo

Cada día es un acontecimiento porque siempre hay algo que nos llena de sorpresa, alegría y significado.

En el Colegio Cristo de la Guía queremos vivir la aventura de ayudar a las personas a ser eso: personas. Queremos ayudar a que el niño descubra quien es en toda su plenitud y toda su humanidad. Nosotros no queremos simplemente adiestrar a nuestros alumnos para relacionarse con la sociedad, queremos mucho más.

¿Cómo llegamos a ser verdaderamente hombres? A partir del conocimiento y del contacto con la realidad.

La finalidad de toda auténtica educación es el conocimiento de la realidad. Al introducirse en la realidad, el niño conoce el mundo exterior y se conoce a sí mismo. De esta manera se desarrollan las capacidades cognoscitivas, afectivas, críticas y de sociabilidad que constituyen la vida de la persona. Pero para conocer la realidad es necesario que se perciba su significado, es necesario que sepamos qué sentido tienen las cosas, cuál es su finalidad.

No es posible conocer un particular (las matemáticas, la historia,…) si no se pone en relación con el todo. Entonces, para conocer algo, es necesario tener una hipótesis que lo explique, una hipótesis que nos permita explicar la realidad que debemos afrontar.

La hipótesis interpretativa de la realidad del Colegio Diocesano Cristo de la Guía es la propuesta que la Iglesia Católica nos ha hecho llegar. Ésta afirma que:

La realidad es amiga porque es don de Dios y ontológicamente está orientada al bien.

Jesucristo nos enseña que cada persona tiene una especificidad única e irrepetible, está constituida por algo sagrado, un misterio inalienable y como tal hay que tratarla y valorarla, independientemente de sus capacidades, situación concreta o de que su respuesta coincida o no con las expectativas del educador.

Cada uno está llamado al desarrollo completo de su persona y a una experiencia de felicidad y cumplimiento. Educar es acompañar y ayudar a la persona a caminar hacia esa experiencia.

Sin embargo, todo esto sería algo abstracto si no es comunicado dentro de una vivencia presente y verificable. Esta propuesta no está en los libros, ni en las ideas… está en las personas; es por esta razón por la que el adulto (profesor y padres) tiene una importancia vital en el proceso educativo y es mucho más que un mero transmisor de conocimientos.

Queremos favorecer la relación personal entre profesor y alumno como comunicación auténtica de uno hacia el otro.

Toda relación y toda circunstancia tienen potencial educativo:

Educar desde la tierna edad a saborear las alegrías verdaderas, en todos los ámbitos de la existencia –la familia, la amistad, la solidaridad con quien sufre, la renuncia al propio yo para servir al otro, el amor por el conocimiento, por el arte, por las bellezas de la naturaleza-, significa ejercitar el gusto interior y producir anticuerpos eficaces contra la banalización y el aplanamiento hoy difundidos.
(Benedicto XVI)

Método educativo

Educar es hacer una experiencia juntos. Llegar a nombrar algo, a definirlo, requiere de una conquista, algo ya conseguido en la experiencia; de lo contrario sería la imposición de un esquema. El profesor acompaña al alumno en el descubrimiento de la realidad y en la formulación de la conquista.

Para mantener en un niño su innato sentido del asombro se necesita la compañía de un adulto con quien poder compartirlo, redescubriendo con él la alegría, la expectación y el misterio del mundo en que vivimos. La pasión por aprender en el adulto potencia el natural deseo en el niño y evita que se pare o duerma.

Una vez que han surgido las emociones, el sentido de la belleza, el entusiasmo por lo nuevo y lo desconocido; entonces deseamos el conocimiento de aquello que nos ha atraído. El profesor acompaña al alumno en el descubrimiento de la realidad y a formular la conquista.

Despertar el deseo, nunca contentarse con lo que se ha alcanzado. Aprender a tender, desarmados, hacia ese bien que no podemos construir ni adquirir con nuestras propias fuerzas.
(Benedicto XVI)

Por otra parte es necesario programar la evolución de modo que quien afronta el paso de una etapa a otra no sufra saltos bruscos.

Este método educativo se concreta de distintas maneras atendiendo a la evolución de los niños en las distintas etapas de Infantil y Primaria.

«Si quieres construir una nave, no reúnas a los hombres para hacerlos recoger la madera, para distribuir las tareas y dividir el trabajo, sino enséñales la nostalgia del mar amplio e infinito».

 

Antoine de Saint Exupéry
Escritor y aviador francés
autor de «El principito»