Decía Usula K. Le Guin que “los niños saben perfectamente que los unicornios no son reales; pero también saben que los libros sobre unicornios, si son buenos, son reales”. Este es el gran poder imaginativo y creativo del niño. El encuentro que, con toda su sencillez e inocencia, hace entre la fantasía y la realidad.
La lectura es, por tanto, una de las mayores explosiones de creatividad a la que podemos enfrentarnos. No hay lectura sin creatividad, sin exploración imaginativa. Y, a su vez, es una de las formas más cercanas y humanas de acercarnos a la realidad, de vivir en ella viajando a otros mundos, viendo otras especies o conociendo nuevos personajes. ¿Quién no ha comprendido el deseo infinito del ser humano o su ímpetu explorador a través de las historias de aventuras de Julio Verne? ¿Quién no se ha sentido identificado con el hombre de hojalata de El mago de Oz y su necesidad de sentirse querido? ¿Quién no ha comprendido el poder de la amistad y el deseo de bien a través del personaje de Sam en El Señor de los Anillos? Ese poder que tienen los libros es maravilloso.
Pero, ¿cómo solemos hacer ese camino? Si lo pensamos bien, la lectura siempre ha sido considerada un acto solitario. Y es aquí donde el niño, en su etapa de Primaria cuando está adentrándose en ese nuevo mundo lector, demanda y necesita compañía. Necesita no solo disfrutar de la lectura, sino ver a otras personas que también la disfrutan. Sentirse, dentro de esa pasión, unido a algo más grande.
Con esto en mente, surge desde el centro la necesidad de dar respuesta a esta demanda que tienen algunos de nuestros niños. Y esa respuesta la concretamos en la creación de un club de lectura para alumnos de 5º y 6º de Primaria que ha empezado su andadura bajo el nombre de Lectopiráfico.
Este club está formado por varios de nuestros alumnos y la figura de un coordinador, en este caso, un maestro del centro. La dinámica es muy sencilla. El coordinador organiza un calendario de lectura por capítulos y unas fechas de reunión. Así, cada integrante se leerá los capítulos asignados para esa fecha y el día de la reunión cada uno podrá comentar y compartir sus impresiones, dudas y sensaciones. Además, ese día el coordinador se encarga de dinamizar la reunión, no solo animando a los alumnos a que comenten, sino proponiendo temas o aspectos a tratar relacionados con la lectura.
Y es ahí, en ese preciso momento, cuando estamos reunidos compartiendo aquello que el libro nos ha hecho sentir, viviendo aquello que nos une, cuando la lectura pasa de ser un acto solitario a convertirse en un acto solidario.
