Para todos es un día especial.
Los meses de verano ya quedaron atrás. Toda esa explosión de emociones que nos acompaña al finalizar el curso escolar se ha desvanecido. Ahora nace nuevos miedos y nervios. Los profes porque no sabemos cómo nos vamos a encontrar a vuestras criaturas. Y, los niños, porque no saben a quién se van a encontrar.
Yo siempre digo que, por muy difícil que parezca el primer día, lo complicado llega después, en el segundo y el tercero y día a día hasta que parece que se ha convertido en una rutina.
El primer día siempre queremos sorprender a niños y familias con una propuesta que les invite a quedarse en su otra casa. El pasillo es uno de los espacios educativos en los que más nos gusta intervenir, porque es el lugar de acogida, es la primera imagen que les regalamos nada más entrar en el edificio. Porque atravesar el patio ya sabemos que es motivador, con solo pisar el césped los recuerdos invaden nuestra memoria (pelotas, rompeculos, cajas de fruta, granero, días de lluvia, charcos…)
Este año, el pasillo ha comenzado siendo nuestro Jardín Botánico en el que nacían distintos tipos de plantas con mensajes que dan valor a cada uno, a cada niño, a cada familia. A veces utilizamos esa propuesta que puso Pixar de moda: cuando hacemos algo, tiene que haber un mensaje p
ara la familia y otro para el niño, porque no a todos les interesa lo mismo ni les atraen las mismas propuestas.
Ahora os toca a vosotros contarnos vuestras impresiones al atravesar el Jardín Botánico.
