A nosotras, como educadoras del primer ciclo de infantil, el juego heurístico nos ha demostrado que no sólo es un recurso pedagógico, si no que también es emocionalmente enriquecedor para nuestros pequeños exploradores. El niño a esta edad necesita explorar y manipular todo lo que le rodea y para ello es importante crearle un ambiente adaptado y seguro, ofreciéndole materiales que pueda manipular con libertad y con sus cinco sentidos.
Las educadoras observamos cómo interactúan, descubriendo texturas, colores y formas. Los objetos que se le ofrecen despiertan mucha curiosidad en ellos y esto forma la exploración sensorial respetando la libertad del niño que descubre a su ritmo.
Otra de las cosas que nos parece importante es el espacio en el que se desarrolla el juego, ya que los niños disfrutan del juego de manera autónoma sin interacción directa del adulto.
Se les proporciona a cada uno de ellos los mismo materiales, por eso se muestran muy tranquilos manipulando y experimentando con ellos, a la vez que disfrutan chupando, apretando, golpeando, tocando… y cuando se cansan buscan al compañero para interactuar entre ellos.
El juego heurístico no solo desarrolla habilidades cognitivas, sino que también nutre su creatividad, autonomía y habilidades sociales.
A nosotras nos encanta realizar y disfrutar de esta actividad con los niños. Es muy enriquecedor ver sus caritas de asombro y observar todas las distintas posibilidades que el juego les ofrece a través de los materiales. Algo que nos sigue asombrando cada vez que realizamos esta actividad es identificar que cada uno de los niños realiza diferentes combinaciones con los mismos materiales. Esta actividad nos llena de satisfacción ya que es el niño el que tiene la libertad de descubrir por sí mismo. Esto es algo precioso.
Gracias a esta actividad estamos construyendo un ambiente donde la curiosidad es bienvenida y cada descubrimiento es celebrado.
