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La expresión escrita como instrumento de comunicación

Cuando hablamos de expresión escrita en Primaria, solemos cometer el error de atender sólo a la segunda parte de esta destreza: «escrita». Nuestros alumnos escriben mucho, lo cual no es perjudicial pero, ¿expresan algo? o mejor aún, ¿tienen el deseo de expresar? Es como un músico que domina las técnicas, el solfeo y los instrumentos pero es incapaz de crear una melodía para expresar un estado de ánimo, describir una situación o comunicar un sentimiento.

 

Para realizar una expresión escrita, lo primero que buscamos es proponer una experiencia que para el niño sea significativa, que sea diferente o que le marque de alguna manera. Esa pequeña revolución en su interior conseguirá crear un deseo incontenible de expresar lo vivido y lo sentido. El primer ingrediente está listo.

 

Pero cuando uno tiene el deseo de expresar, necesita contárselo a alguien, tener un destinatario que acoja con agrado esa expresión. En nuestro caso y, tras haber realizado una obra de teatro en Navidad, nuestro deseo pasó por compartir con los actores de «La vuelta al mundo en 80 días» del teatro Sanpol, las sensaciones que habíamos experimentado a los dos lados del telón: como actores y como espectadores críticos. Ya teníamos el segundo ingrediente de la lista, alguien a quien escribir.

 

Ahora sí, necesitábamos dotar de estructura y orden a su expresividad. Agrupamos las ideas (sensaciones, sentimientos, acciones,…) en párrafos y dotamos al texto de orden y sentido. Toda esa explosión de sensaciones y sentimientos se canaliza a través de la escritura ordenada.

 

Una vez que tuvimos el texto listo, aprendimos a rellenar los datos de una carta y fuimos andando desde el colegio al buzón más cercano. Su destino fue el teatro Sanpol y, más estrictamente, los actores de la obra que habíamos visto. Así, la intención comunicativa tenía un sentido y no se quedaba únicamente en el papel.

 

Pero nuestra mayor sorpresa y alegría fue recibir una carta de respuesta de los actores del Teatro Sanpol. Nuestros alumnos no sólo disfrutaron de ello, sino que entendieron que se había producido una comunicación: alguien me lee y me responde.

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«Si quieres construir una nave, no reúnas a los hombres para hacerlos recoger la madera, para distribuir las tareas y dividir el trabajo, sino enséñales la nostalgia del mar amplio e infinito».

 

Antoine de Saint Exupéry
Escritor y aviador francés
autor de «El principito»