¡El caos!
10 de marzo de 2020. Mañana no vienen los niños. Acaban de publicar un decreto. Nosotros podemos venir mañana, pero los niños no van a volver y nosotros tenemos que prepararnos para “teletrabajar”.
¿Qué necesitamos? La semana que viene tenemos las juntas de evaluación. ¿Cómo vamos a comunicarnos con los padres? ¿Qué tareas vamos a enviar a los niños?
Hoy videoconferencia. ¿Por qué plataforma? ¿Zoom? ¿Meet? ¿Skype? No se te oye. Se te acopla la voz, ponte los auriculares. Mmmm, mis auriculares no tienen micrófono, tengo que comprarme unos…
¡Un espectáculo!
Que hay que trabajar de una forma distinta… pues vamos allá. Es un espectáculo ver que cuando tenemos claro lo que queremos, lo que es importante, todo es tenido en cuenta y se convierte en un medio válido para llegar a mi meta. Todos teníamos claro que queríamos acompañar a nuestros alumnos y a sus padres, lo teníamos claro y lo sabíamos sin decirlo; era algo evidente para todos.
Levanta la mirada y vamos más allá. Juntos.
Cuando pusimos el lema al principio del curso no sabíamos cuánto nos iba a dar de sí. Qué agradecidos estamos al correo electrónico, a los power point, al loom, a las videoconferencias… que nos permiten mantener el contacto entre nosotros, que nos permiten vernos las caras, que nos permiten cuidarnos. Y cuántas cosas buenas estamos aprendiendo; cosas que seguro que nos van a servir para cuando volvamos a las aulas.
Entonces… ¿nos podríamos plantear una educación así?
Sin embargo, yo quiero volver al aula. Necesito la complicidad de tu mirada que no me la puede dar la pantalla, necesito saber cómo estás hoy, ahora, que te voy a contar un cuento, que te voy a explicar algo. Si no te tengo delante no puedo partir de tu mente, de cómo estás razonando, no puedo partir de ti. Necesito tu pregunta ahora, tu expresión de alegría, de duda. Necesito que AHORA descubramos JUNTOS el mundo.
Millones de gracias, ¡Viva la tecnología!, pero quiero volver al aula.
