En el segundo ciclo de infantil tenemos la gran suerte de continuar con las rutinas establecidas durante el primer ciclo de infantil. Una de estas rutinas es la siesta.
Durante la jornada diaria introducimos esta parada después del rato de la comida; antes de iniciar las clases de la tarde. Damos importancia a este tiempo de descanso al considerarlo una necesidad para los niños. Debemos tener en cuenta que aún son pequeños y que el ritmo diario al que se someten es intenso y necesitan una adaptación progresiva.
Aunque en algunos niños no se perciba tanto la necesidad de descansar, al estar en silencio y tumbados consiguen tener un rato de relajación tan necesario para seguir afrontando el día a día con fuerza.
El principal objetivo de la siesta es el descanso, si bien encontramos que a los niños les ayuda a estructurarse tanto a nivel temporal como espacial. Convertir la clase en una zona de descanso conlleva la implicación de todos ya que nos ayudan a organizar el espacio. ¿Qué supone esto?, dejar la clase limpia y ordenada, retirar sillas y mesas, y colocar las camas. Los niños ayudan en esta tarea y disfrutan sintiéndose útiles.
Otra ventaja de la siesta es que contribuye a fomentar su propia autonomía, es el mismo niño el que se prepara para este momento, se quita el baby lo coloca en su percha, momento de aseo, se quita las zapatillas él solo. Cada uno decide cómo se encuentra más cómodo, los hay que se quitan los calcetines, algunos tienen un juguete de apego, los que así lo necesitan traen el chupete de casa.
¡Qué pena que este momento tan necesario para todos incluido adultos vaya desapareciendo dentro de nuestra vida diaria!